viernes, 24 de abril de 2009

Por la Argentina del Bicentenario

Mucho se habla del bicentenario, y el pacto social. Aunque lo que necesitamos principalmente es un Pacto Dirigencial. Si, de la dirigencia Argentina, que nos lleva a las crisis mas insólita de nuestra historia, a funcionarios del Estado de todos los sectores y de los diferentes ámbitos que no comprenden el verdadero significado de sus funciones publicas. Que parecen no entender la realidad social, nuestra sociedad que pide a gritos el cambio, porque esta cansada. Cansada del “gatopardismo”, cansada de los “Honores” y la “violencia” diaria.Un gobierno democrático no necesita avivar odios para acrecentar la gobernabilidad., tenemos experiencias de resultados nefastos con esta estrategia.El discurso oficial mesiánico que recordó que este país de practica unitaria, es federal cuando los dirigentes de las provincias se suman al histérico populismo que enfrenta siempre y fija posiciones antagónicas: el agro vs la industria; el campo vs la ciudad; el centro vs la periferia.Alguien tiene que terminar este atentado a la convivencia y armonía nacional. Somos argentinos, y nos toca a todos hoy, comenzar a pensar en posiciones intermedias, la era de los extremos y la intolerancia nos ha dejo un solo resultado: PERDER. Lamentablemente las malas decisiones políticas siempre las sufre el pueblo. El mismo pueblo que hoy aunque se manipulen índices, no ha percibido el cambio.Porque el cambio solo existe en la mente de las personas, y si nuestros dirigentes, que se ha formado creyendo en el beneficio individual, en los intercambios de favores y en las dadivas, desean impulsar el cambio…pues estamos perdidos, porque ese cambio no existe, ni siquiera puede ser imaginado por esta dirigencia. Porque ellos han perdido toda noción de BIEN COMUN, de PATRIA, CIUDADANIA y hasta DEMOCRACIA.Que por disentir te insultan, confunden, porque pensar diferente, o por el bien común te convierte en enemigo. El llamado conflicto del campo, que se inició como el reclamo de un sector, ha terminado dejando a la luz las enormes fallas de institucionalidad que desde hace tiempo se venían vislumbrando. Ha terminado mostrando el patético nivel de nuestra dirigencia política, regida por el autoritarismo, la compra de voluntades, el engaño y la violencia.Tres hechos fundamentales han dejado totalmente al descubierto esa realidad: 1) la participación diluida del Congreso de la Nación; 2) el olvido de sus funciones por parte de los Gobernadores; y finalmente c) Inconstitucionalidad en la toma de decisiones.En Salta hemos tenido algunas muestras claras de esta lamentable situación, y de las mentiras de un imperceptible cambio, se han dedicado a hacer enroques de funcionarios, y sumarse a la incoherente, desorbitada e inepta política nacional.En vísperas del bicentenario podemos crear oportunidades para sentarnos en un grupo amplio y pluralista de intelectuales, políticos, productores, sindicalistas, artistas, exportadores, etc. y proyectar líneas de acción de la Argentina del futuro. Un proyecto claro, inclusivo que obligue a quien ejerza el poder a seguirlo y cumplirlo, más allá de las ideas políticas e intereses individuales.Un proyecto del que todos nos sintamos parte, que nos obligue a pensar en el futuro y cual seria la visión de nuestro país frente al mundo. Definir posiciones frente a todas nuestras instituciones, y que estas posiciones no sean para letras de discursos, que ya nadie toma en serio.Me pregunto, ¿no tenemos derecho los argentinos a pensar una Nación, con un futuro brillante, equitativo, democrático, que impulse a nuestros ciudadanos a trabajar todos los días por la construcción de este país? Pero claro la respuesta allí es determinante: Hay que trabajar, y proyectar, seguir un camino coherente. Entonces volvemos a la respuesta que la mayoría pensante de argentina conoce, la dirigencia no esta dispuesta a ceder: Porque hay muchos intereses individuales en juego.No hace falta filosofar mucho para ver cuál es el camino correcto. Nuestro país tiene un potencial inmenso, posición y recursos estratégicos, por lo que no puede quedar a espaldas del mundo.Las mezquindades que nos aíslan y empobrecen, son el fruto de esta dirigencia podrida e infame que no ha dejado que se produzca el recambio lógico en las instituciones Argentinas. No necesitamos soluciones mágicas, sino un proyecto que potencie al país federal que alguna vez pensaron nuestros abuelos, padres, y las casi doscientas generaciones de argentinos que soñaron con este país.La violencia surge de la desigualdad en todos los ámbitos, necesitamos integrarnos, no solo porque sea una demanda actual, sino porque es necesario un proyecto que eduque para la integración, hay que promoverla hasta el cansancio. Integrarnos, es acercarnos al otro, conocerlo. Al otro como vecino, diferente, a amarnos y complementarnos. La integración es tarea de todos, para que comencemos a construir nuestro país federal.

jueves, 5 de marzo de 2009

Pobreza y crisis en Argentina

Mientras el mundo debate las posibles repercusiones de una nueva crisis, la sociedad Argentina se pregunta si en realidad alguna vez la superamos. Diferentes fuentes afirman que hay provincias que están en la misma situación de 2001, y que este año empeorara.
Según datos del Instituto Argentino para el desarrollo de las Economías Regionales (IADER) la capital de Salta es la séptima en niveles de pobreza, la primera en empleo en negro y la segunda en desocupación. Aunque la situación es más angustiante en el norte de la provincia, región más pobre de del país, pese a ser el territorio más rico en recursos. Salta supera la media nacional, la pobreza en la provincia afecta al 43,6 % de la población. De esta cifra el 20,5 % son indigentes, y 7% padece de desnutrición aguda por hambre.
El dato más preocupante de la situación de la Provincia de Salta es la profundización de la brecha entre ricos y pobres. Esto se manifiesta en el deterioro de la calidad de vida de los sectores más pobres y de los llamados “nuevos pobres”.
La pobreza es una enfermedad esencialmente social que tiene lugar en el seno de la sociedad y obviamente, es un producto de esta. Por lo tanto no podemos desentendernos del fenómeno de la pobreza, ya que se trata de una responsabilidad colectiva. Es incuestionable que tiene costos y que la sociedad debe controlarlos y reducirlos.
Dejando por un momento las cifras a un lado, haciendo foco en que solo en la provincia de Salta existen 400 mil personas que no llegan a cubrir la canasta básica de alimentos, lo único que les cabe esperar es en el mejor de los casos, oportunidades de empleo limitadas, inserción precaria y salarios bajos. Revertir esta tendencia es un imperativo social y ético urgente, que apela al compromiso moral no solo de dirigentes de turno, sino que necesita de la sociedad en conjunto.
Mientras todo el mundo continúa sus especulaciones, seria muy importante tomar medidas, para que en este país exportador de materias primas, no aumenten los costos de los alimentos. El énfasis en esta medidas se debe a que los alimentos absorben el 46% de los ingresos de los hogares de menores ingresos por lo que el impacto del aumento de precios de productos tales como aceites, harinas y carne es determinante en el deterioro de las condiciones de vida de las personas, del aumento de la pobreza y de la indigencia.
Las crisis, siempre la sufren los sectores más vulnerables de la población, es momento de que se proyecte soluciones y gobierne en función de ellos.

jueves, 19 de febrero de 2009

La pobreza del Norte Argentino.


La pobreza en Argentina, desde la crisis de 2001, ha sido disfrazada por organismos oficiales. No se ha implementado estrategias de mejora del modelo productivo de cara a luchar contra la pobreza. Se hace más “política” que gestión, y entonces la pobreza se convierte en una herramienta electoral, bajo el yugo de la corrupción. Aunque en los años que siguieron a la crisis se redujo la pobreza extrema, es un problema con tendencia al alza y al agravamiento. La pobreza va en aumento, en función de la subida “disimulada” de los precios.
La escasa efectividad de las políticas asistenciales y su preeminencia, dejan al descubierto el poco alcance social de las mismas. Se ha trabajado más en Proyectos que en Programas; que no dan respuesta a los problemas, pues no llegan al fondo de los mismos, quizás en algunos casos por desconocimiento de la realidad económica y socio-cultural de las regiones que lo padecen.
El crecimiento macroeconómico no ha redundado en la mejora de la situación. Argentina ha crecido sostenidamente al 9% anual desde el año 2003, y aun no se produjo la esperada redistribución de riqueza. Se percibe que existen obstáculos a las políticas de redistribución de la riqueza (grupos de intereses contrarios a su implementación).
La pobreza en Argentina hoy tiene localización marginal y en zonas de alto riesgo natural. Las zonas más perjudicadas, y quizás olvidadas por diferentes gobiernos, pero nunca por las crisis, han sido las regiones periféricas del norte del país, como las provincias de Salta, Catamarca, Formosa, etc. Provincias que por su características de lejanas a los centros de poder, y con gobiernos locales de signos contrarios, han sufrido la falta de políticas de impulso de los mercados internos, como así también el predominio de débiles estrategias de escaso presupuesto y desarrollo exógeno. El resultado ha sido la ausencia del Estado Argentino en las comunidades marginales del norte y la falta de inversión para promover el desarrollo local. El problema de la infancia: desnutrición, baja escolaridad y alta deserción educativa, elevados índices de analfabetismo.
Los efectos perniciosos de la desigualdad: desesperanza, frustración y desencanto reafirman el círculo vicioso de deterioro de las capacidades y de las oportunidades, haciendo que en estas zonas críticas se destaque la infrautilización del capital humano. Esto se observa en dos aspectos esenciales: mala calidad del trabajo (desempleo y precariedad) e inseguridad. Una problemática prioritaria en la percepción social es el descreimiento que se tiene a autoridades de gobierno, a partidos políticos, y a las escasas políticas publicas que se desea implementar. A ellos se les atribuye el empobrecimiento paulatino del país. Es por esto que mas que de pobreza debemos de hablar de un país empobrecido.
En el norte Argentino cada vez hay niños, mujeres, jóvenes excluidos y ancianos sin oportunidad. De ellos la mayoría, es aborigen.
Lamentablemente la pobreza, como las costumbres, se transmite de generación en generación.


Lic. Carolina Romano
Doctoranda en Educación para la Integración
y Desarrollo Sustentable. Universidad de Valladolid.
A.M.P Instituto de la Empresa, Madrid.

Datos personales

Salta- Capital, Salta, Argentina
Lic. Carolina Romano Doctoranda en Educación para la Integración y Desarrollo Sustentable. Universidad de Valladolid. A.M.P Instituto de la Empresa, Madrid.